COMUNISMO, CAPITALISMO Y SOCIALISMO, PARTE 1. ¿QUÉ SON?



El comunismo, el capitalismo y el socialismo son sistemas económicos.

Un sistema económico es una serie de costumbres, que un grupo de personas adoptan, para intercambiar sus bienes y la ayuda que se prestan.

Ni la sociedad entera, ni ningún país particular, es enteramente comunista, ni capitalista, ni socialista.

Hay grupos que intercambian bienes y servicios según una costumbre más comunitaria o comunista, otros grupos lo hacen mediante costumbres más capitalistas, y otros son más o menos socialistas.

Por ejemplo, la familia es un grupo con tradiciones bastante comunistas, dentro de las grandes diferencias que podemos encontrar entre familias diversas.

Hay empresas, o sociedades, que tienen una estructura comunista, bastante acusada en el caso de algunas cooperativas.

Esas mismas empresas se relacionan, e intercambian bienes y servicios, con otras empresas de forma capitalista.

Hay empresas con estructuras de intercambio enteramente capitalistas.

Los estados o países tienen instituciones que dan algunos servicios públicos y que tienen estructuras socialistas: cobran impuestos con los que financian los servicios que prestan.

Que un país tenga una estructura más o menos socialista, según el nivel de impuestos y la cantidad de servicios público que quiere dar, no impide que dentro del país hayan grupos comunistas, como las familias, o grupos que sean capitalistas, como muchas empresas.


El comunismo se caracteriza porque la propiedad de los bienes es del grupo en común.

Las personas pueden ser consideradas como objetos en propiedad del grupo, de tal modo que lo que hacen los individuos también pertenece al conjunto.

Los bienes existentes, y los servicios que las personas pueden dar, pertenecen a la sociedad.

En el comunismo los individuos no intercambian entre ellos, sino que lo hacen a través de la caja común.

Todo lo que hay, o se produce, pertenece a la caja común. Desde ahí se reparte, según diversos criterios.

Se puede repartir lo común según costumbres, normas o leyes que el grupo tenga, o según lo que determinen aquellos que tienen el poder de decidir en nombre de todos.


El ser humano es un animal social. Al nacer necesita la asistencia de otros para sobrevivir. La familia es el grupo primario necesario para la supervivencia humana.

La familia básica la forma una madre y su bebé.

Cuando la familia se amplía e incluye a otras figuras, como el padre, los abuelos, las otras mujeres y hombres, la tribu, se hace más capaz de solucionar los problemas de la supervivencia.

La familia básica tiene una estructura claramente comunitaria o comunista. Todo lo que hay es propiedad común de la familia.

La madre debe conocer lo que posee y puede hacer, y saber o adivinar la necesidades propias y de sus descendientes.

Desde la familia se reparte en virtud de las pertenencias disponibles, según lo que se es capaz de producir, y según las necesidades manifiestas de cada miembro.

El comunismo funciona bien en grupos pequeños como la familia.

Todos tienen la cercanía, y se conocen lo suficiente, para saber las posesiones y posibilidades del grupo, lo que puede aportar cada uno, y lo que necesitan o desean cada uno de ellos.

Si alguien no aporta nada al grupo, eso va a tener consecuencias en el bienestar de todos, incluido en el bienestar del que nada aporta.

Si alguien deja de cumplir la función que se le suponía, el grupo entero se resiente, incluido él mismo.

A medida que más individuos pertenecen al grupo, es más difícil conocerse entre sí, y tener un inventario exacto de lo que se posee.

Más objetos pueden pertenecer a los individuos, sin pasar a ser posesión del grupo.

Es más fácil tener propiedades privadas, o hacer cosas que a uno le apetecen, pero que no aportan nada al grupo, ni tienen que ver con lo común.

A medida que los niños crecen, van adquiriendo posesiones exclusivamente suyas, fuera de lo que es propiedad común, y van haciendo cosas por voluntad propia, y no por mandato de lo padres o por voluntad del grupo.

Aquello que es propiedad privada puede ser regalado o canjeado con otros individuos, sin pasar por la supervisión ni posesión del conjunto, y surgen otras costumbres de intercambio.


El capitalismo se basa en la propiedad privada de los bienes, en el ahorro, y en un sistema de cambiar riqueza y ayuda que crea deuda entre las personas, y de esa manera se vinculan, convirtiéndose en socios, pues lo que pasa en la vida de uno tiene influencia en la del otro. 

Si tienes una deuda conmigo y te ocurre algo que te impide pagármela, estoy afectado por lo que haces y por tu suerte. Somos socios.

Ahorrar es guardar aquello que te sobra después de cubrir tus necesidades de supervivencia y tus deseos.

Tengo 1000 euros, por ejemplo, y he usado 900 para cubrir mis necesidades, y comprar cosas que me gustan. Me han sobrado 100. He ahorrado 100 euros.

Mi amiga María me pide 100 euros, y me promete que me devolverá esos 100 euros, o me compensará con algo de ese mismo valor, en el plazo de un año.

No necesito ni corro riesgo de supervivencia si le presto esos 100 euros que yo había ahorrado.

María, para darme más confianza, me firma un documento por el que se compromete a devolverme los 100 euros que le he prestado, o compensarme por ello.

Ese documento lo puedo guardar para recordar su deuda, pero también lo puedo usar, como forma de pago, para adquirir otros productos que yo deseo ahora, siempre que la persona a la que yo compre acepte el documento de pagaré de María.

Entonces, María ya no me debería a mí, sino a la persona poseedora del documento de deuda por ella firmado.

Ese documento que firmó María es un reconocimiento de deuda, un pagaré, y sirve como dinero para quién lo acepte como confiable o válido.

En la sociedad que formamos María y yo se ha duplicado la riqueza.

Antes solo yo tenía 100 euros, y ahora María tiene 100 euros, y yo un documento por ese mismo valor, con el que puedo comprar cosas que deseo o necesito.

Lo que yo había ahorrado sirve para satisfacer las necesidades de mi amiga, y encima a mi no me ha costado nada.

Pero para que el sistema funcione, María debe cumplir su promesa de devolución de la deuda.

Si no me paga esa deuda, entonces la próxima vez que me pida algo es posible que no me arriesgue a prestárselo.

Así funciona el capitalismo.

Se estimula a producir más de lo que se necesita, lo que asegura la supervivencia y el cumplimiento de deseos.

Con ese exceso de producción se consigue ahorrar.

El ahorro que yo hago, sirve para satisfacer las necesidades de otros. Pero no lo regalo, lo que iría en contra de la dignidad de los otros, y los desincentiva a buscar su propia supervivencia.

Lo presto con la promesa de que me lo devolverán. o me compensarán con algo equivalente.

Esas costumbres estimulan la producción, y aumentan las capacidades del grupo para la supervivencia.

En un intercambio capitalista, entre dos individuos o grupos, tiene que haber un acuerdo entre las dos partes sobre el valor de la compensación de los bienes o servicios que se intercambian.

No hay valores universales que les sirvan de referencia.


El mercado no es un referente de valor universal, sino que es un referente de precio. Hablaré de mercado, valor y precio en otros capítulos. Entrar en esto me desviaría demasiado de la línea expositiva que quiero limitarme a llevar en este capítulo. El mercado no soluciona los conflictos de intercambio entre la personas, pues se puede pagar un precio por un producto pero considerar que es un precio “injusto”, que lo pagas, si es que puedes, solo porque no te queda otro remedio.

Retomo mi línea argumental principal.


Para considerar cancelada una deuda ambos se tienen que poner de acuerdo.

¿Qué ocurre si no hay acuerdo a la hora de decidir que una deuda ha sido compensada?

Se produce un conflicto que necesita ser resuelto, y si es una disputa suficientemente grave, puede poner en riesgo la paz del grupo entero.

En algún momento de la evolución histórica aparece la idea de la soberanía.

Soberanía, es un poder superior, “super omnia”, en su significado etimológico.

En la práctica se trata de que, cuando dos personas o grupos no se pueden entender, como en el caso de no estar de acuerdo en la compensación de una deuda, un poder superior decide por ellos y resuelve, terminando con el problema.

Ese poder soberano puede ser un rey, la ley o la costumbre, una decisión echada a suertes, o una decisión tomada por votación en un grupo superior al de los dos litigantes.

Esta forma soberana de tomar decisiones puede acabar con conflictos entre individuos, que ellos no son capaces por sí solo de resolver.

Esta soberanía permite crecer a las sociedades, que pueden incluir a más número de individuos y hacerse más complejas, pues disponen de un mecanismo efectivo y eficiente de resolución de problemas.

Ese mecanismo de soberanía desarrolla instituciones para poder ejercer ese poder, pues a veces será necesario el uso de la fuerza para imponer la solución a las partes.

El rey soberano tiene poder de resolución de conflictos, pero necesita también una fuerza violenta capaz de imponer esa solución, si las partes no la aceptan voluntariamente.

Una forma de convencer a los individuos que se sometan a la soberanía es a cambio de unos servicios.

Son concesiones o derechos que otorga el rey o la ley por pertenecer al grupo, y que necesitan ser financiadas a base de la expropiación de los bienes de los individuos del grupo.

El estado no es ningún tipo de contrato social. Es una idea que soluciona problemas grupales. Los conflictos complejos y variados entre los individuos los resuelve un poder soberano.

Ese poder soberano sobrevive expropiando bienes de los componentes del grupo, y concediéndoles derechos que el soberano ordena y decide.

La estructura social resultante es más grande y capaz de soportar mayor complejidad.


El socialismo es un sistema económico basado en la idea de soberanía estatal, donde la propiedad puede estar en manos de los individuos, para luego ser expropiada en parte, y repartida según la decisión de los que gobiernan.

El estado socializador es capaz de solucionar problemas que el capitalismo individualista no podía enfrentar.

El próximo problema aparece cuando la idea organizativa de el estado encuentra sus límites.

Si un estado expropia demasiado y concede muchos derechos entonces desincentiva la producción.

Solo se puede producir a través de la iniciativa de los individuos, y si se le pone demasiadas trabas para hacerlo, se acaba con la producción pero también se acaba con los ingresos de los impuestos, y se acaba con los derechos y con el estado al completo.

En el caso de que toda la producción estuviera en manos expropiadas por el estado, se pasaría en realidad a un sistema económico comunista, que no funciona en grandes grupos, pues es imposible saber las necesidades de cada individuo y también las posibilidades reales de producir.

 

En resumen:

Todo sistema económico debe estimular la producción de bienes y servicios en cuantía suficiente para poder satisfacer cierta cantidad de necesidades y deseos.

Cuanto mayor es el grupo más difícil es conocer las posibilidades de producción de cada individuo y también sus necesidades y deseos. El sistema económico capitalista, mediante el ahorro y la deuda resuelve bastante bien este problema.

Pero cuando el grupo crece los conflictos entre individuos necesitan ser resueltos para no poner en peligro la estabilidad del grupo al completo.

La idea de un poder soberano resuelve elegantemente ese problema. Pero cuando ese poder soberano trata de decidir sobre todas las materias, y sustituir la iniciativa individual, y expropiar todos sus logros, la sociedad vuelve a ser vulnerable y a quedar expuesta a su propia destrucción.

 

El problema lo podría enunciar como:

¿Cuál es el tamaño óptimo, y el papel que tiene que tiene que jugar el estado soberano?

¿Cuál es el nivel de impuestos que se apropian de la riqueza individual, que no desincentiva la producción de nuevos bienes y servicios?

¿Cuáles son las materias y competencias a las que se deberían limitar la soberanía del estado, coartando la libre decisión de los individuos, o de las empresas en las que se juntan y cooperan los seres humanos?

¿Cómo conseguir que el soberano sea responsable por el mal uso de su poder soberano?


En este capítulo he tratado de elaborar una teoría que clasifique los distintos sistemas económicos, según quién es propietario de la riqueza, y también según las costumbres y métodos para intercambiarla.

En un posterior capítulo hablaré de la evolución de un sistema económico hacia otro.



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